a) Luchas iconoclastas: Se refieren a los conflictos religiosos y políticos que ocurrieron en el Imperio Bizantino durante los siglos VIII y IX, relacionados con el uso y la veneración de iconos (imágenes religiosas). Los iconoclastas, que se oponían al uso de iconos, consideraban que su veneración era una forma de idolatría. Por otro lado, los iconódulos defendían el uso de iconos como una práctica legítima de la fe cristiana. Estas luchas llevaron a períodos de persecución y destrucción de imágenes religiosas hasta que el uso de iconos fue finalmente restaurado en el Segundo Concilio de Nicea en 787.
b) Cisma de Oriente: Se refiere a la división que ocurrió en el año 1054 entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental. Este cisma, también conocido como el Gran Cisma, fue resultado de una serie de diferencias teológicas, litúrgicas, culturales y políticas acumuladas a lo largo de los siglos. Las principales cuestiones de disputa incluían el uso de pan con levadura en la Eucaristía, el Filioque (la frase "y del Hijo" en el Credo Niceno), y la autoridad del Papa. El cisma resultó en la formación de dos ramas principales del cristianismo: la Iglesia Católica Romana en Occidente y la Iglesia Ortodoxa Oriental en Oriente.
