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Respuesta:
Claro, aquí tienes un ejemplo de un soneto jocoso:
En un país muy lejano y divertido,
vivía un hombre de risa contagiosa,
que siempre contaba chistes sin reposa,
y a todos con su humor tenía rendido.
Un día decidió hacer un gran partido,
invitando a amigos a una gran cosa,
pero al llegar, se olvidó de la salsa ¡cosa!
y en lugar de fútbol, jugaron al escondido.
Las risas no paraban, era un alboroto,
todos disfrutaban de aquel despropósito,
y el hombre jocoso, se sentía muy dichoso.
El soneto jocoso, lleno de humor y risa,
nos muestra que en la vida, no hay tristeza fija,
y que con una broma, todo se improvise.