La proposición de sócrates de que aquel que conoce claramente el bien también lo quiere y lo realiza, resulta exacta en la medida en que una conducta plenamente buena, no sólo incluye en sí la bondad objetiva de lo querido,sino también la prioridad valorativa objetivamente fundada como lo mejor en cada caso. Sin embargo, algunos piensan que si se observa con cuidado las implicaciones de este enunciado, puede resultar un tanto ingenuo en cuanto.