Las actividades sociales pueden tener un impacto significativo en los cambios de temperatura y presión atmosférica, lo cual influye en los estados de agregación del ciclo hidrológico. Por ejemplo, la emisión de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles por actividades humanas como la industria y el transporte contribuye al calentamiento global, lo que puede alterar los patrones climáticos y aumentar la temperatura promedio de la Tierra. Este aumento de temperatura puede influir en la evaporación del agua de los océanos, ríos y lagos, afectando así el ciclo hidrológico.
Además, las actividades humanas que deforestan extensas áreas de bosques también pueden afectar el ciclo hidrológico al disminuir la transpiración de las plantas, lo que puede alterar la cantidad de humedad en la atmósfera y, por ende, los patrones de precipitación. Estos cambios en la temperatura, presión atmosférica y humedad pueden afectar la formación de nubes, la lluvia y otros fenómenos relacionados con el ciclo del agua en la Tierra.
Es importante tener en cuenta cómo nuestras acciones pueden influir en el equilibrio natural de la atmósfera y el ciclo hidrológico, ya que estos procesos son fundamentales para mantener la vida en nuestro planeta.
