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"Este hombre futuro -que los científicos fabricarán antes de un siglo, según afirman- parece estar poseído por una
rebelión contra la existencia humana tal como se nos ha dado, gratuito don que no procede de ninguna parte
(materialmente hablando), que desea cambiar, por decirlo así, por algo hecho por él mismo. No hay razón para
dudar de nuestra capacidad para lograr tal cambio, de la misma manera que tampoco existe para poner en duda
nuestra actual capacidad de destruir toda la vida orgánica de la Tierra. La única cuestión que se plantea es si
queremos o no emplear nuestros conocimientos científicos y técnicos en este sentido, y tal cuestión no puede
decidirse por medios científicos; se trata de un problema político de primer orden y, por lo tanto, no cabe dejarlo
a la decisión de los científicos o políticos profesionales.
Mientras tales posibilidades quizá sean aún de un futuro lejano, los primeros efectos de los triunfos singulares de
la ciencia se han dejado sentir en una crisis dentro de las propias ciencias naturales. La dificultad reside en el
hecho de que las «y comprobarse tecnológicamente, ya no se prestan a la normal expresión del discurso y del pensamiento. [...]
Todavía no sabemos si ésta es una situación final. Pero pudiera ser que nosotros, criaturas atadas a la Tierra que
hemos comenzado a actuar como si fuéramos habitantes del universo, seamos incapaces de entender, esto es, de
pensar y hablar sobre las cosas que, no obstante, podemos hacer. En este caso, sería como si nuestro cerebro, que
constituye la condición física, material, de nuestros pensamientos, no pudiera seguir lo que realizamos, y en
adelante necesitáramos máquinas artificiales para elaborar nuestro pensamiento y habla. Si sucediera que
conocimiento (en el moderno sentido de know-how y pensamiento se separasen definitivamente, nos
convertiríamos en impotentes esclavos no tanto de nuestras máquinas como de nuestros know-how, irreflexivas
criaturas a merced de cualquier artefacto técnicamente posible, por muy mortífero que fuera".
ARENDT, H., La condición humana, Prólogo.
1.c. En este fragmento Hannah Arendt reflexiona acerca de las consecuencias del predominio en nuestras
sociedades del pensamiento científico-técnico. A esta forma de pensamiento opone las nociones de "sentido" y
"discurso". En el segundo párrafo, distingue "lo que podemos hacer" de "lo que podemos entender". Explica
cómo se relacionan estas dos oposiciones (tecnociencia/discurso; actuar/entender).

Sagot :

Respuesta:

En el fragmento, Hannah Arendt contrasta el pensamiento científico-técnico, centrado en el hacer y la acción práctica, con el sentido y el entender, que implican una comprensión más profunda y reflexiva de la realidad. El discurso y el pensamiento tradicional se basan en la capacidad de entender, reflexionar y comunicar de manera significativa, mientras que la tecnociencia se enfoca en el hacer y la acción práctica, a menudo desvinculados de un entendimiento profundo.

Arendt sugiere que el predominio de la tecnociencia puede llevar a una separación entre el conocimiento (know-how) y el pensamiento (entender), lo que resultaría en una sociedad donde las acciones se realizan sin comprender plenamente su significado. Esta desconexión entre el hacer y el entender podría hacer que las personas se conviertan en "esclavos" de su propio know-how, dependientes de la tecnología sin comprender completamente sus implicaciones.