1 Lee, el texto titulado “La familia, sacrificio que ilumina”, escribe la idea principal del texto.
La familia, sacrificio que ilumina

La familia solo puede perfeccionarse con un gran espíritu de sacrificio. Esto quiere decir que todos
sus miembros deben estar dispuestos a brindar comprensión, tolerancia y amor. Ninguna familia está
libre de caer en actitudes egoístas, en desacuerdos, en tensiones o conflictos. Estos pueden aparecer,
pero Dios llama a cada familia a vivir la experiencia de la reconciliación, por medio del diálogo y la
participación activa en las actividades de la iglesia.
El espíritu de sacrificio también se manifiesta en la relación de la familia con el resto de la sociedad.
La familia cristiana está destinada a convertirse en una luz capaz de alumbrar, comunicar su
ejemplo y realizar su amor en obras de caridad y ayuda a los más necesitados, para responder así al
deseo del Seño.
Cada miembro de la familia puede irradiar luz hacia los demás en la medida de sus posibilidades: los
hijos, en el colegio, en el barrio y en su interacción con el resto de sus parientes: primos, tíos y
abuelos; los padres, en el trabajo, en la comunidad y frente a las autoridades. Y todos juntos, en la
parroquia o diócesis.
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