arlos Préndez SaldíasCuando tu boca me besa,
pequeñita regalona,
hace una mueca burlona
la máscara japonesa.
Si tu mano de princesa
dice que no me perdona,
se pone larga y tristona
la máscara japonesa.
En las noches invernales,
su oblicuo mirar añora
tibias siestas orientales;
y tal vez en su tristeza,
sinque lo sepamos, llora
la máscara japonesa.