La energía que encierra la electricidad procede de los objetos más pequeños conocidos por la ciencia: los electrones, partículas pequeñisimas existentes en el interior de los átomos, cada uno de los cuales es portador de una diminuta carga eléctrica. Si se reuniese un millón de millones de ellos, apenas ocuparían el espacio de una cabeza de alfiler. Cuando una corriente eléctrica fluye por un cable, estas partículas se agitan en el metal en cantidades inimaginables. En una corriente de un amperio, suficiente para alimentar la ampolleta de una linterna, por ejemplo, seis millones de millones pasan por cualquier punto en un segundo. Cada electrón se mueve con relativa lentitud, pero la carga eléctrica pasa a través del cable, de electrón a electrón, a la velocidad de la luz.
Para poner a los electrones en movimiento es necesaria una fuente de energía. Esta energía puede ser en forma de luz, de calor, o de presión, y también puede ser energía producida por una reacción química. En un circuito alimentado por una batería, la energía química es la fuente de fuerza.
La radio, el televisor, la computadora, los autitos a control remoto y muchos otros aparatos, funcionan con energía eléctrica. La energía puede provenir de pilas, de baterías, o de centrales eléctricas. En este último caso, llega a nuestras casas a través de gruesos cables. Todos estos artefactos funcionan mediante circuitos eléctricos. Un circuito eléctrico está formado por un generador de electricidad (como por ejemplo la pila), conductores (como los cables) y un artefacto o lamparita. Cuando se conectan los cables con la pila y la lámpara, por ellos circula corriente eléctrica.
La electricidad que enciende la lámpara de su velador realiza un circuito muy parecido al de la pila y la lampara. La diferencia es que la energía no proviene de una pila, sino del enchufe. Para prender y apagar la lámpara usas el interruptor ( llave de luz), que deja pasar la corriente eléctrica, o bien " le corta el camino", según esté en la posición de encendido o de apagado.
