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Necesito dos cuentos, dos fabulas y dos leyendas con dibujos

Sagot :

La Bobina Maravillosa

 

Erase un principito que no quería estudiar. Cierta noche, después de haber recibido una buena regañina por su pereza, suspiro tristemente, diciendo:
¡Ay! ¿Cuándo seré mayor para hacer lo que me apetezca?
Y he aquí que, a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama una bobina de hilo de oro de la que salió una débil voz:
Trátame con cuidado, príncipe.



El Papel y La Tinta

 


Estaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, bañada en negrisima tinta, la mancho llenandola de palabras. 
¿No podrias haberme ahorrado esta humillacion? Dijo enojada la hoja de papel a la tinta. Tu negro infernal me ha arruinado para siempre.
No te he ensuciado. Repuso la tinta. Te he vestido de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel, sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso. 
En efecto, ordenando el despacho, alguien vio aquellas hojas esparcidas y las junto para arrojarlas al fuego. Pero reparo en la hoja "sucia" de tinta y la devolvio a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojo las demas al fuego.

Fin.



Este hilo representa la sucesión de tus días. Conforme vayan pasando, el hilo se ira soltando. No ignoro que deseas crecer pronto... Pues bien, te concedo el don de desenrollar el hilo a tu antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no podrás ovillarlo de nuevo, pues los días pasados no vuelven.
El príncipe, para cersiorarse, tiro con ímpetu del hilo y se encontró convertido en un apuesto príncipe. Tiro un poco mas y se vio llevando la corona de su padre. ¡Era rey! Con un nuevo tironcito, inquirió: 
Dime bobina ¿Cómo serán mi esposa y mis hijos?
En el mismo instante, una bellísima joven, y cuatro niños rubios surgieron a su lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba apoderando de él y siguió soltando mas hilo para saber como serian sus hijos de mayores.
De pronto se miro al espejo y vio la imagen de un anciano decrépito, de escasos cabellos nevados. Se asusto de sí mismo y del poco hilo que quedaba en la bobina. ¡Los instantes de su vida estaban contados! Desesperadamente, intento enrollar el hilo en el carrete, pero sin lograrlo. Entonces la débil vocecilla que ya conocía, hablo así: 
Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que los días perdidos no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al pretender pasar por la vida sin molestarte en hacer el trabajo de todos los días. Sufre, pues tu castigo.
El rey, tras un grito de pánico, cayó muerto: había consumido la existencia sin hacer nada de provecho.


El leon, la zorra y el asno

El león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.

Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.

La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.

Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.

¡ Pues el asno, señor !


Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y más bien aprender de él



El león y el ratón

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

Días atrás le dijo , te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán

EL SALTO DEL GUAIRÁ

El río Paraná, que riega gran parte de territorio argentino, contribuyendo a la formación de la Mesopotamia Argentina, nace en Brasil, recorriendo 4.500 kilómetros hasta .su desembocadura en el río de la Plata.

En su curso superior, conocido como Alto Paraná (Brasil), corre por regiones montañosas y su corriente es muy rápida  Su lecho, al ensancharse, llega a medir 4.200 metros.

Al llegar a la sierra Maracayú su cauce se estrecha y el gran caudal de agua se ve forzado a pasar por un espacio de 60 metros en un lecho de piedras irregulares al borde de un abismo, dando formación, por esa causa, al famoso salto del Guairá, en el que las aguas se precipitan desde 30 metros de altura con un ruido tan ensordecedor que se oye desde seis leguas y que al acercarse se tiene la impresión de que las rocas temblaran bajo los pies. . El estruendo, más atronador que el estallido de cien cañones disparados al mismo tiempo causa tal espanto a las aves, que en los bosques de las orillas no se ve ninguno de estos animales.

EL CABURÉ

El caburé es una pequeña ave de rapiña. De plumaje color pardo con manchas blancas, más visibles en el pecho, tiene dos manchas oscuras en la parte superior del cuello. Sus patas son fornidas y la cabeza grande es desproporcionada con relación al resto del cuerpo.

Su mirada es feroz y serena y con ella cautiva a otras aves, a las que mata para devorarles las entrañas y la cabeza. Sobre la base de esta virtud de dominar a las otras aves, a las que atrae e hipnotiza, las gentes sencillas y supersticiosas le adjudicaron poderes magnéticos que hicieron extensivos a los hombres.  Así afirmaban que el caburé o sus plumas, muy difíciles de conseguir, atraían los buenos acontecimientos al que llevara consigo tres de dichas plumas, librándolo de todo peligro y asegurándole éxito en las empresas. A este amuleto los guaraníes lo llamaban payé y los quichuas huacanque o guacanque.




Un mimo me hacía un mimo, mientras un perro de caza buscaba una linda casa donde vivir. Una ola de mar me saludaba diciéndome hola, mientras un sobre cerrado se apoyaba sobre mi regazo con algún mensaje que jamás supe de qué se trataba porque no lo abrí.

Yo quería tomar un té de alguna rica hierba, pero no pude porque la hierba huyó corriendo. Seguro que no quería que la hiervan y por eso escapó.

Me miraba los vellos del brazo, dándome cuenta que nada bellos me parecían y de pronto escucho un ruido muy fuerte. Alguien grita ay y yo pregunto: ¿Hay alguien por allí? Me doy cuenta que el tubo de ensayos con el que estaba haciendo experimentos cayó al suelo y me preguntó qué motivos tuvo para haberse caído, pero me callo y lo pienso en silencio.

Escucho una voz muy extraña, alguien me llama, pero no me doy cuenta quién es. Es una llama color caramelo que me dice: Cierra la ventana niño, veo la sierra y me pongo nostálgica.

De pronto, estoy en el campo con muchos caballos y debo herrar herraduras, son muchas y tengo miedo de errar. Cuando termino mi tarea, le digo a mi caballo preferido: Vaya pingo vaya, corra tras las vallas porque él también estaba cansado y necesitaba distraerse.

Vuelvo a mi casa, quiero entrar, pero la puerta no abría, me pregunto: ¿No habría que buscar otra llave?

Como este sueño es muy entraño, voy a tomar nota de él. Me sentaré en un banco y mientras canto una linda canción, haré una lista de todos los personajes que han intervenido. Va a ser extraño hacer un cuento con este sueño, pero se lo mostraré a mi maestra y seguramente ella podrá enseñarme lo que de él debo aprender.

Fin