"El problema fundamental y más persistente en la política tal vez sea evitar el dominio autocrático. En toda la historia registrada, incluyendo nuestro tiempo, líderes movidos por la megalomanía, paranoia, interés personal, ideología nacionalista, fe religiosa, convicciones de superioridad innata, pura emoción o simple impulso, exploran las excepcionales capacidades de coerción y violencia de estado para atender a sus fines individuales. Los costos humanos del gobierno despótico rivalizan con los costos de la enfermedad, del hambre y de la guerra"